mayo 14, 2013

La escuelita de Fidel. Notas habaneras

Ayer no me fue posible acudir a alguno de los hoteles que tienen mejor computadora para subir mensajes a Internet, pues el día estuvo cargadito. Después del curso y del almuerzo nos llevaron a conocer un proyecto social que es un gerontológico de día y residencia de ancianos en una planta y guardería en el primer piso, en uno de los edificios patrimoniales más importantes de Cuba que es el exconvento de Belén, antiguo colegio de los jesuitas y donde, anécdota nacional obligada, estudió Fidel su primaria. Ocupa una supermanzana y dos de los 8 patios interiores (apenas la mitad está restaurado) se ha entregado para la gestión de los proyectos sociales. Allí van un resto de viejitas (ves, la feminización del envejecimiento en los centros históricos acá también es una realidad) pues se imparten 17 talleres (entre ocupacionales, de salud, de historia, en fin) por las tardes; por las mañanas dan activación física y llegan unas 400-500 personas; en las tardes son menos porque por el calor todo debe ser intramuros. Tienen una fábrica de lentes donada por la cooperación internacional y para amenizar el rato, un grupito de señoras presentó un bailable. Me acordé un resto de mi abuela Sara y lloré porque creo que ella habría andado en una cosa de esas, de aprender y socializar hasta el final de la vida. En el lugar está prohibido hablar de viejos y portar batas blancas (ni a los doctores o enfermeras) , según porque las ñoras se deprimen. Y durante toda la tarde, ciertos salones y el aula-museo (luego te cuento de este proyecto) se programan allí clases para escolares (por cierto, en todo el país llevan el mismo uniforme las escuelas, sólo se distingue en color y modelo por el nivel: primaria, secundaria) para propiciar la convivencia intergeneracional. Yo soy algo crítica de lo que nos presentan, o mejor dicho escéptica, en mi interior. Mientras otros mexicanos o venezolanos dicen, “esto es la neta, en verdad este sistema es de lo mejor”, yo siempre ando pensando, “seguro hay una realidad jodida que no se nos presenta y que deliberadamente se nos intenta ocultar”, je je, pero lo cierto es que en las calles de este centro histórico los viejos y los infantes son más visibles, este tipo de lugares para proyectos sociales ocupan espléndidos espacios, habilitados muy profesional y bellamente y en la carita de las personas, de los viejos, por ejemplo de ayer, se trasluce un poco de esa dignificación que sinceramente cuando yo he ido a los asilos en León no se observa. Luego del recorrido este, me fui con Olga y su papá al centro de artesanía. No hay en realidad cosas novedosas, lo que a mi me gusta comprar, raras que no me vaya a topar en otro lugar, sino todo se borda sobre los lugares comunes de la isla, la bodeguita del medio, el che, y mugrerillo y medio…. Por ejemplo, yo quería llevar una playera con Martí estampado, pero hay puras del Che, y algunas de frases de Fidel. Pregunté y me dicen: “ah! Es que el Che fue más internacionalista y como aquí vienen de muchos países por eso hacemos de su figura”, otra vendedora fue menos idealista: “El Che es lo que vende, es lo que la gente pide, aunque el otro (Martí) sea el héroe nacional”. Después de esto, a mi me faltaba conocer el barrio chino que se compone de unas cuantas calles. Nos metimos a cenar, (aquí ya íbamos cinco mexicanos) y charlamos largo, conocimos un poco más de nosotros y confirme como los buenos viajes son también y principalmente, a través de las personas. Allí recibí msg de cel de Caro. Mi amiga se acuerda de mi! Y por eso le mando este fragmento de crónica…

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