Clavados como somos para datar los hitos del desarrollo de Santi, ayer se nos dio una oportunidad dorada.
El 10 de octubre a las 19.10 hrs. Santi dio sus primeros tres pasos solo, sin apoyo ni sostén de ninguna especie.
Estábamos celebrando el cumpleaños de una sobrinita y S ya había entrado en confianza con las caras nuevas y el espacio reconocido: el patio trasero de la casa de las tías, en la calle Independencia.
El mío bambino ya había probado eso de parase solo y sostenerse sin apoyos hasta por un par de minutos, pero al final, se dejaba caer de nalgas o buscaba sostenerse de alguna silla o de la pared más cercana.
También había ya dado muchos pasos tomado de la mano de los grandes o irse recorriendo algún amplio lugar sujetas sus manos de los objetos más firmes que encontrara. Y ya caminaba empujando sus juguetes “montables”.
Pero caminar por si y para si, hasta ayer.
Datar implica también dotar de un significado a un hecho registrado en la historia. Para mi fue significativo que S diera sus primeros pasos sin buscar la mirada de alguien y sin tener que responder a los ánimos que los padres y abuelos y tías y primos le dan a los bebés para que “se suelten” a caminar.
Me pareció que S se puso de pie, vio algo que quería alcanzar y luego recordó que eso de dar pasos ya lo sabía hacer. Entonces, caminó.
Simple, ¿no? Pues sí, la complejidad de lo humano es que poco a poco vamos haciendo difícil lo simple y ponernos en marcha nos aterroriza. Es momento de recordar nuestros primeros pasos.
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