Me pregunto por qué cautiva un bebé. Por qué mirarlo es reparador de las mejores emociones. Por qué su energía es tan intensa que inyecta vitalidad incluso si uno lleva a cuestas un día arduo.
Y esto es lo que pienso para resolver mis dudas:
La inocencia engancha, desnuda. Inocencia es desconocer una consecuencia y actuar confiado, sin temor. La inocencia tiene un tiempo específico: la niñez. Sólo en este tiempo la inocencia cautiva a los otros y pienso que esto ocurre porque en un bebé, especialmente si es nuestro hijo, nos reflejamos en nuestra propia inocencia, nos brota una especie de nostalgia por esos días en que actuábamos, nos movíamos por el mundo sin temor.
El descubrimiento perenne. La mirada de un científico debe parecerse a la mirada de un niño. Sin poesía ni metáforas. El bebé suelta un objeto, éste cae al suelo y produce un sonido o rueda a algún sitio o se desmembra en partes. El bebé mira atento lo que ha ocurrido y quiere repetirlo. O encuentra algo nuevo, su mirada se detiene en un objeto que no estaba allí hace unas horas y quiere tomarlo con sus manos, llevarlo a la boca para corroborar de qué está hecho. Lo nuevo, aunque pequeño, emociona naturalmente y ¡cada día hay tantas cosas nuevas que sólo un bebé descubre, o que sólo un bebé se siente con la libertad de emocionarse!
El expresar sin palabras. Frente a mi pequeño me he preguntado ¿qué son los sentimientos puros? ¿Existen y él los representa? Creo que se trata de un estadío breve pues el mundo emocional es moldeable y el ser humano en sociedad es un escultor de ellos. Esto no quita que de bebés los sentimientos se muestren más desnudos y que uno esté mas dispuesto a darles cobijo.
La curva apego-desapego. Estoy impactada con este descubrimiento que es más mío que de el niño. En mis treinta y pico de años nunca había reparado en este camino obligado de la existencia. Un bebé no puede sobrevivir y madurar si no logra establecer un vínculo y apego con los adultos, sus padres en primera instancia, pero luego, llega un momento de la propia madurez que precisa deshacerse de ese apego. No es un camino circular en dos dimensiones, sino una especie de espiral: veo en cada etapa o hito del desarrollo personal (entiéndase gatear, erguirse, comer por si), la necesidad de ese vínculo y enseguida la necesidad de deshacerlo, para crear otro.
Este post me ha salido muy teórico je je aunque el detonante es muy experimental. Es que trato de organizar en mi mente el contacto emocional tan fuerte y energético que acarrea ser mamá.
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