La lactancia me tiene absorta literal, práctica y emocionalmente.
Literalmente porque tantos años hablando el español y no me había percatado de que en nuestro idioma teníamos un verbo específico para una actividad que todos los mamíferos llevan a cabo pero que sólo en el caso de los humanos la llamamos lactar. Es tan breve –dos sílabas apenas- pero tan poderosa como las grandes palabras de nuestro idioma.
Prácticamente porque la vida de una mujer estrenada en mamá se rige por esta actividad. Dormir, bañarse, comer o hablar por teléfono se dan por cálculos que una hace sobre si el bebé acaba de comer o está por pedir a gritos la teta de su delirio.
Lactar me absorbe emocionalmente pues una vive la experiencia de la exclusividad (“sólo yo puedo alimentar a mi hijo”), de la entrega amorosa y mística (como cuando Jesús decía “este es mi cuerpo, coman y beban de él”) y de la libertad (siempre hay la alternativa del biberón así que lactar tampoco es obligación).
Adicional a ello, cuando lacto a Santi vivo una gratificación personal que no es exclusiva de las mujeres o de las madres, pero que las que entramos en este club podemos repetir varias veces al día: es la confirmación de que una puede producir desde dentro de sí algo muy bueno para otra persona (de hecho, el mejor alimento para un bebé), pues genéticamente fuimos dotadas para ello; pero como toda potencia necesita algo de voluntad para convertirse en acto.
En mi caso, además he contado con el monumental (sí, yo les pondría un monumento a las y los que militan, estudian y difunden los beneficios de la lactancia materna) apoyo y compañía de mis amigas nutriólogas Erika y Ana Laura. Ellas me acercaron los saberes antes de que tuviera la experiencia y en el no fácil tránsito para establecer la lactancia han estado con Santi y conmigo, orientándonos y animándonos a continuar porque ninguna experiencia, por más emocionante y grata que sea, se logra sin vadear algunos obstáculos.
1 comentario:
:)
El increíble acto del cuerpo de dar y dar... no sólo vida, espacio, aliento, sino alimento.
:)
Tus posts me hacen sonreír.
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