
Cuando me han pedido que me describa a mi misma, improbablemente ha salido una característica muy mía que en estos días de preparar en casa un espacio para Ternuris (alias el passenger, el inquilino, la creatura, el Pequeño constitucional, el innombrado) se manifiesta como una realidad agotadora: soy muy tilichenta. Gusto de guardar papelitos, copias de cosas que he leído, postales, cartas, agendas de años pasados, cuadernitos llenos de garabatos y aún directorios telefónicos de cuando llamar a casa era cosa de cinco dígitos y no de diez, como ahora….
Siempre he postulado que guardo cartas y cosas para cuando esté viejita y a falta de cosas por hacer tenga una buena entretención en leer mi pasado, los pequeños o grandes momentos que me hicieron la vida.
En estos días por ejemplo, una amiga me regaló una foto que me tomó en Dublín hace diez años, cuando desembarcamos en aquel puerto para vivir Europa.
La foto no se ve tan antigüa pero me ha conmovido el pie de foto escrito en el reverso: “Aquí está Noemí frente al Trinity College (uno de los colegios más famosos de Dublín y de Europa). Está pasando un camión de dos pisos, como lo son la mayoría de los camiones aquí. Es muy chistoso subir escaleras dentro de un camión =) ¿se imaginan? Abril 1998)”.
Al relato he de agregar que mi amiga y yo buscamos sacar exactamente esa foto porque (como pueden ver en el anuncio del bus “Yes for peace”) en esos días estaba la campaña por el referéndum de un acuerdo de paz entre las Irlandas, así que yo me bebía los análisis y noticias sobre este “ejercicio electoral” (el único referéndum que he visto en la vida, pues ya ven que en Mx eso nomás está en las leyes, pero no en la realidad) y el día de las votaciones fui a ver cómo se ponían las casillas y cómo era el centro donde juntaban los votos. No había transitado yo por el desencanto de la política.
Visto en el aquí y ahora, el pie de foto me impacta más que recordar esos locos días en que la hacía de “libérrima observadora electoral” por la inocencia que nos habitaba (a mi amiga y a mi) al ver en vivo autobuses de dos pisos y abordarlos!!! Tanto que así lo escribíamos en las cartas a nuestras familias como también llegamos a relatar el asombro por ver que mucha gente, “la mayoría, toda”, en el transporte público y en las calles portaba teléfono celular y hablaba mientras caminaba. En México ya se conocían los celulares pero su uso era muy restringido mientras Irlanda vivía su boom como tierra de las “nuevas tecnologías”.
No exagero cuando digo que los ojos se me abrían de más y que el corazón me latía más rápido al ver cosas que mi mundo, hasta entonces, no contenía; es decir que yo sólo había visto por relatos, imaginado.
Por eso a ratos se me desboca el corazón, cuando pienso que tener un bebé mío de mi (sic) más allá de los libros de bebés que leo y las cosas que me cuentan, será algo tan nuevo en mi mundo que mis ojos se desorbitarán y mi corazón volverá a sentir que soy una hija predilecta de Dios por poder contemplar cosas tan cotidianamente nuevas para mi.
Y luego pienso: ¿qué cosas cautivarán su mirada inocente en un mundo nuevo? ¿Cómo será acompañar a un bebé a descubrir el mundo?
1 comentario:
A veces me pregunto las mismas cosas... y me imagino enseñándole los colores o poniendo catarinas sobre sus manos...
Pienso en muchas cosas y siento una emoción semejante a la tuya, una sensación de "muy bendecida". Lo somos.
Te informo que Ternuris tendrá un primito... al que podrá llamar Luisemilio todo junto o como prefiera.
Besitos.
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