junio 08, 2009

Hola, soy la panza

La verdad, nunca pensé en tomar el protagonismo que hoy tengo en este cortísimo proceso de 9 meses, o de 40 semanas que, como verán, matemáticamente no es lo mismo.
Pero así estamos hoy, Sara, el passenger y yo: la panza.
Me percaté de mi papel el viernes cuando llegamos a Memetla y un cubano (que le recuerda a Sara que se debe un viaje a Cuba desde los quince años) en lugar de saludar a Sara o al inquilino, me saludó a mi, la panza.
“Hola Panza”, dijo. Sara extendió la mano y puso la mejilla para dar y recibir el beso, pero todos entendimos que aquello era una formalidad automática que se ponía en función simplemente porque yo no tengo brazos ni doy besos (y sin embargo, acuno y transmito amor!!).
En cambio, soy el todo redondo que embelesa a Sara cada que se cruza por el espejo (imagínense que eso ocurre cada que va al baño!) y la burbuja vital en que el passenger navega pensando que así de grande es el universo.
Soy una pelota multiforme que a ratos se pone durita pero que también le gusta amanecer aguadita. Soy una bola de sangre, agua, nutrientes y fuego que algunos, como el papá del bebé, acarician como esperando que les prediga el futuro; y aunque sí, soy portadora de futuro, me falta mucho para leer o interpretar el porvernir. Soy un globo terráqueo que gira lento sobre su eje, pero nunca se detiene y un día voy a parir un volcán. Allí acabará mi historia y empezará otra. Ya verán.

1 comentario:

La Blu dijo...

Panza, me gusta lo que dijiste de ti. La idea de parir un volcan me pareció maravillosa.

Te mando un beso grande... uno de panza a panza.