Elegir un ginecólogo suele ser cosa difícil para la mujer. A menudo porque las mujeres no los eligen, sino que les se los imponen en la seguridad social o porque sus madres se los heredan.
Entre las características que una busca, esta que pueda crear rápido una sensación de confianza, pero para mí ha sido muy importante que practicarme el papanicolau no sea traumático y que tenga capacidad de explicarme lo que ya he leído en libros o en revistas, pero que siempre es lindo la sanción de tu propio gine.
Ahora que me embaracé traté de probar otro ginecólogo. Con el que estaba, ya tenía los tres must que he dicho en el párrafo previo. Pero el contra era que cobra caro y atiende en un hospital fresa. Estimé que llegado el momento de la verdad (o sea, el parto) sus honorarios me resultarían impagables.
Pero mi búsqueda no resultó satisfactoria. El otro ginecólogo era muy profesional pero lacónico en sus comentarios a mis inquietudes, apenas me veía a la cara durante la consulta y al final, yo no salía ni más contenta ni más confiada con lo que me decía. Con eso, la diferencia de precio se desvanecía.
Así que he vuelto con mi gine de los últimos tiempos. Me gusta que cuando hace el papanicolau le pide prestadas las manos a un angelito y que cuando ve a mi “inquilino” (así le dice al bebé, je je) en el ultrasonido se emociona conmigo.
2 comentarios:
... hay cosas en las que no se puede escatimar.
Además, la tía Blu ya está tejiendo... sabeeee, así que con mis tejederas algo se pondrá ahorrar ¿no?
Bueno, besitos al Caminiiiiiiiito.
Quiérote barrigona.
Fijate que no se porque razòn mi Gine es hombre, antes iba con una morra y no me gustaba, con mi gine me rio, platico y atiende a todas las Trujillo y somos sus fans, asì que ahora que sea mamà, definitivo el serà mi Gine, a veces es mejor pagar poquito màs pero sentirse agusto...te abrazo
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