mayo 08, 2013

Un mundo alucinante. Notas habaneras

Estoy por cumplir 3 noches en La Habana y creo que todo ha salido a tono con la vida de aquí: Pequeños desastres cotidianos que no llegan a destrozar del todo el día que te tocó vivir, que con todo y todo, no te roban la alegría de estar en esta ciudad. Confieso que yo tuve algo que ver con el enredo de mi hospedaje. Cuando me pidieron una cotización y la agencia Mundo Joven me la presentó no reparé en el nombre y ubicación del hotel por que en ese momento los organizadores de mi evento no habían publicado la sede de las conferencias. Luego, cuando este dato ya estuvo disponible, toda la cotización y compra corrió a cargo de la coordinación del posgrado y éste tuvo encima la obligación de lograr la cotización más baja en los días esperados. Si bien, yo puse a disposición los hoteles que los organizadores sugerían, me dijeron que no era posible comprar con ellos porque se ocuparían intermediarios. Ya en Cuba, y al ubicar las implicaciones de estar en la zona de Miramar, distante de la Habana Vieja unos 12 kilómetros, me percato que en realidad hubo varios intermediarios en la contratación de mi hospedaje. ¿En dónde estoy? El hotel Panorama está a pie de playa en la zona hotelera “fresa” de Habana. Pero aquí todo es relativo. Es la zona de lujo pero igual de noche no hay alumbrado público. Hay calles anchas pero igual están llena de baches lo mismo en arroyo vehicular y en banquetas. A un lado de mi hotel está el Meliá (una de las joyas de la inversión extranjera en el ramo turístico nacional) y de otros dos hoteles el Tritón y el Neptuno, que fueron la gloria de la hotelería cubana hace 15 años y hoy están prácticamente abandonados. Tiene a una cuadra un “centro comercial” es como la idea de Reforma 222, pero a la n potencia inversa. Es decir, en la planta baja hay locales comerciales (unos 10, de los cuales 6 están cerrados a temprana hora, 2 vacíos y 2 abiertos) unas 3 cafeterías (2 de la misma cadena), una tienda de etecsa (la empresa estatal de telecomunicaciones) y tan tan. Unos andadores muy agradables con esculturas de elefantes, quizá allí van a morir. Luego en las siguientes plantas hay oficinas “modernas” y parece que en los pisos superiores, algo de vivienda para ejecutivos. En la zona casi no hay gente andando, sí muchos buses de traslado de turistas que pasan de un hotel a otro a entregar o recoger visitantes. El hotel está en calle 3 y 70. La organización urbana es muy sencilla y predecible. Hay unas vialidades largas que cruzan todas las zonas de la ciudad (que en realidad es varios municipios). Una de ellas es la calle 3, la Quinta, la Séptima. La Habana desde su bahía más antigua, ha expandido su área urbana por zonas: primero La Habana Vieja, luego sigue Centro-Habana, enseguida El Vedado y después Miramar; en ésta además de los hoteles, se ubican las embajadas. Habana Vieja y Centro-Habana tienen una tipología parecida: calles estrechas, edificios altos, ruinosos la mayoría, pero altos, supervivientes, bellos. Llenos de gente incluso donde uno intuye que los tendederos son la estructura de los edificios y los ladrillos son imaginarios. Vedado tiene otro carácter. Viviendas como de medio siglo pasado, pero de unos 2-3 niveles que dejan espacio entre un edificio y otro. Ventilados, arborizados, se ensanchan las calles pero con la misma combinación de fincas más o menos pintada y otras deslavadas y desvencijadas, la mayoría habitadas y unos más clausurados, pero ojo, aquí el estado de conservación no tiene relación con la gente que lo habita. La ciudad tiene muchos museos, varios relacionados con la cosa revolucionaria, de hecho, los más renombrados son por ejemplo, el museo de los grandes capitanes. Ahora te contaré del mundo alucinante: es la cosa de las telecomunicaciones y el transporte. Aquí el wifi es exclusivo para extranjeros y cuesta 8 cuc (la gente dice ce-u-ce) por una hora, las tarjetas sólo se venden en hoteles, pero cada hotel tiene sus políticas. El mío, por ejemplo, sólo las vende hasta las 5 p.m.; a veces te las venden en “el centro de negocios” del hotel o directamente en recepción. Te las venden regularmente con la consigna que cada tarjeta sólo se va a conectar en el hotel donde la adquiriste, o en la zona (por ejemplo Miramar). Parece que ellos se lo creen porque así se los dice Etecsa, pero apenas uno lo intenta siempre puedes conectarte en otro hotel, aunque como cada uno tiene portales diferentes para entrar la clave de tu tarjeta, al final, tienes que tirar rollo para que el hotel donde te estás intentando conectar te facilite el sitio del portal. Ahora, al interior de cada hotel hay zonas donde se agarra señal y otras donde ni rezándole a San Fidel; en el mío es en los pisos 7 a 11, mi suerte fue que mi cuarto era el 417 y luego 147… =( Y claro, a menudo, en recepción te pueden decir que la red se perdió, que lleva tantas horas sin establecerse, etc. Llamar por teléfono es otra historia. Llamadas locales se cobran en moneda nacional pero los locales y en hoteles son reacios a informarte exactamente dónde adquieren ellos las tarjetas para estas llamadas. Para que te des una idea, yo sólo he localizado una tienda de Etecsa, pero cuando llegas y escuchan tu acento te preguntan más cosas para concluir que eres extranjero y que no hay tarjetas para ti. Te dicen que se les acabaron, que ahorita no tienen en CUC, aunque tú se las estés pidiendo en MN. Así que no te queda otra más que buscar a alguna persona que traiga celular (por cierto, muchos traen pero nadie los usa para hablar, por el costo, acaso para mensajearse pero no tanto como en México) y le pidas de favor que te venda una llamada (un medio CUC por minuto) o pararte a un lado de los teléfonos públicos a ver si alguien tiene algo de saldo en MN y accede a hacerte la llamada. Así he logrado llamar a la señorita de Havanatours. Del transporte, seré breve. He optado por esperar el shuttle diario del hotel hacia Habana vieja, sale a las 9.10 y vamos recogiendo turistas en otros 2 hoteles y cerca de las 10 a.m. llego al Centro. Por fortuna, el programa del evento ha puesto las presentaciones más light como las primeras, así que no me ha pesado perderlas. De regreso hoy he tenido un día con mucha suerte porque me encontré un shuttle que de casualidad y fuera de horario iba a Panorama, mi hotel. Le puse carita de desamparada y me llevó por una propina de 2 cuc. Y ayer tuve mi experiencia en el taxi colectivo, el sistema de los autos vetustos puestos a funcionar con ingenio. La clave es pararte en un lugar cercano a la parada de los buses, pero distinguida de éstos. Debes tratar de hablar como cubano para que no te traten de cobrar como turista, lo que al final siempre es probable que ocurra. El trayecto debiera costarme 20 MN pero como lo pagué con 1 cuc y me vieron fuereña ya no me regresaron cambio que debió ser 4-5MN. El transporte en si esta tranquis, genera algo de temor porque las calles son oscuras y de pronto alguien puede subirse a tu lado, y ps ni modo, ahí se juntan las carnes….van haciendo unas pocas paradas y bajadas y logran levantar algo de velocidad. Pagas al bajar pero negocias al subir. Nene, es muy raro andar esta ciudad de prácticamente cero consumo. Una cosa agradable es que la ciudad no está saturada de publicidades tratando de venderte el cielo, pero en contraparte no hay tienditas y las que hay son caras y con poca variedad. Por ejemplo compré unos chocokrispis brasileños espantosos, tiesos y una cajita que en México te la consigues en 3-4 pesos acá me costaron unos 35. Así que entre comida y comida ps una casi no toma nada. Los coffee break son igualemente precarios. Sirven café americano o expreso a la mitad de una taza de café expreso y nadie se sirve por si sólo por aquello de que se exceda. Las estrategias de ahorro se le ocurre a uno al día siguiente de estar aquí. Ahora en cada coffe break que ponen botellitas de agua agarro 2 no porque tenga mucha sed sino porque me servirán hasta la cena dado que cada una cuesta 2 cuc.

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