febrero 22, 2009

El primer encuentro

He decido que me voy a cortar el pelo porque así quiero que me vea mi pequeño por primera vez, al nacer.
Hace unos tres años empecé con la idea de dejarme la cabellera debajo de los hombros. Toda mi vida había sido de pelo corto. El estilo de un corte de pelo con el que una “se siente a gusto” es una de las ideas que las familias “inculcan” como una creencia religiosa o una adhesión a ciertos valores. O sea, no es algo que una adopte libremente.
En mi casa me convencieron siempre de que el pelo largo no era para mi, (como algo que naturalmente te está vedado) pues la abundancia de mi cabello, el grosor y también ese carácter rebelde por unos remolinos que tengo sembrados en el casquete, me hacían lucir una melena de leona despertando con hambre.
Yo me la creí 30 años aunque por dentro añoraba hacerme una coleta o tejer una trenza con mi cabello. Les decía que hace tres años me desmarqué de esa idea. Dejé de ir cada mes a la peluquera y a imaginar cómo le haría Daniela Romo para bañarse y desenredar el pelo.
Contra todos los comentarios y opiniones, me viví una etapa de pelo largo. De dedicar cada día un rato para acomodarme la greña, de pasar a cada tanto por el espejo y decirme “me caigo bien con mi supermelena”, de duplicar el tiempo diario dedicado a bañarme (pues hay que usar, dejar actuar y enjuagar el acondicionador de cabello y demás menjurjes) además de que el secado es mucho más lento.
Esa etapa está por terminar porque imaginando al “caminito” no quiero que mi cara se le haga tan revuelta por el cabello (en la semana ví un programa en NatGeo sobre cuan confusas son las primeras percepciones de los bebés sobre el rostro de los humanos que le rodean, principalmente sus padres) y además porque ya calculé que parte de mi tiempo de baño lo voy a compartir con el tiempo del baño de él. También porque hará calor en los días previstos para asomarse al mundo y la comodidad del pelo corto es innegable. Pero sobre todo, porque ya superé lo de la estética del pelo inculcada por la familia y porque no pienso heredarla yo tampoco.
Me encanta la gente que es creativa con su pelo, que es expresiva con esa parte de su cuerpo y voy a volver al pelo corto porque ahora se que también me hace ver y sentir bien (menos vieja por cierto) como siempre me lo dijo mi madre, sólo que hasta ahora lo descubrí por mi misma.

2 comentarios:

Raúl Muñiz Torres dijo...

Sara,

Pues a mí me agradas más con el pelo un poco más crecido.
¿Qué manía de las futuras madres por verse màs ñoras de lo que de por sí se ven ya con un bebé (a)? jajajajajajajajajaja!!!!
Un abrazo querida amiga.

Raúl

La Blu dijo...

Creo que para usar el cabello corto hay que tener actitud.

No diré más, porque te tardas un chorro en escribir y me siento solita.