Vivo

Sí. Pero Turquía se me quedó como atorada. Desde que volví no he podido escribir nada, siendo que andando entre mezquitas, bazares y chai (thés) las manos me temblaban por encontrar una computadora y escribir. Escribirles a ustedes aquí en el blog. Escribirme a mi en la memoria.
No espero que lo entiendan sólo que me tengan un poco de paciencia y esperen que esto me pase.
Para colmo, empecé a leer “Me llamo Rojo” la novela de Orhan Pamuk, el nobel turco. Estoy absorta. Ayer hice las tres comidas con el libro en el atril frente a mi. De hecho, tampoco me dan ganas de platicar con Tarik de nada. Anoche incluso soñé que me llevaban al Cadí (una especie de juez local de la ley islámica que en la novela acaba de divorciar a la personaje principal) a testificar, o algo así.


Amiga Pillo: Sana sana colita de rana si no sanas hoy, sanarás mañana.